Somos un grupo de alumnos del I.E.S Alba Plata de Fuente de Cantos (Badajoz), atraidos por la literatura universal. Durante este curso queremos compartir nuestras lecturas y experiencias con todos vosotros mediante un intercambio de ideas que podéis aportarnos.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Breve Historia de la leyenda de Excalibur
Excalibur es la espada mítica del Rey Arthur. En la leyenda artúrica galesa, llamaron Caledfwlch a la espada. En los relatos sobrevividos de Arthur, dos leyendas diferentes sobre el origen de sus espadas han sido retenidas. La primera, "THE SWORD IN THE STONE" basada en el MERLIN de Robert de Boron. La segunda versión extraída de POST-VULGATE SUITE DU MERLIN, de Sir Thomas Malory. Aquí, Arthur recibe la espada de la Señora del Lago después de la rotura de su primera espada. A su muerte, él expresa a un Sir Bedivere poco dispuesto (Sir Griflet en la Suite) a devolver Excalibur al Lago.
"Llamaron a la espada "Excalibur", que significa "cortar el acero". Una antigua tradición (por Geoffrey de Monmouth, Wace y Layamon), llamando a la espada 'Caliburn', una espada mágica de Avalon. El cuento en el que Arthur saca la espada de la roca, aparece primeramente en una versión francesa de Robert de Moron, llamada Merlin. Pero el autor inglés Sir Thomas Malory, escribió en su Suite du Merlin, que la espada que Arthur sacó de la roca no era Excalibur; de hecho, Arthur rompió su primera espada en la lucha contra el rey Pellinore. Un poco después, Arthur recibió una nueva espada de la Señora del Lago que, explícitamente, llamaron Excalibur. Malory distinguió que la espada que Arthur sacó de la roca y que él recibió de la Señora del Lago, era la segunda espada Excalibur verdadera. "
En la leyenda galesa, la espada de Arthur es conocida como Caledfwlch. En Cuhlwch y Owen, una de las más valiosas posesiones de Arthur. Todo ésto figura en el romance del guerrero de Arthur, Llenlleawg, un caballero irlandés que mató al rey Diwnarch mientras robasa su caldero mágico. Caledfwlch proviene del arma legendaria irlandesa Caladbolg, la brillante espada de Fergus McRoich. Calaboldg también fue conocida por su incríble poder y fue llevada por algunos de los mayores héroes irlandeses.
La History of the Kings of Britain, de Geoffrey of Monmouth, fue la primera fuente no galesa en hablar de la espada. Geoffrey dice que la espada fue forjada en Avalon y latiniza el nombre "Caledfwlch" por Caliburn o Caliburnus. Escritores continentales cambiaron el nombre con relación a Excalibur cuando su pseudohistoria influyó en la Europa continental. La leyenda se amplió en el Vulgate Cycle (1230-1250), también conocido como Lancelot-Grail Cycle y en el Post-Vulgate Cycle que surgió a su estela. Ambos incluyen el trabajo conocido como Prose Merlin, pero los autores de Post-Vulgate excluyeron el Merlin Continuation en su versión más reciente, excogiendo para añadir, unos relatos antiguos sobre los primeros días de Arthur, incluyendo un nuevo origen para Excalibur.
También se dijo que la vaina de Excalibur tenía poderes propios. Protegía a su portador del daño o las heridas sufridas. Fue robada por Morgan le Fay, arrojada al Lago y nunca encontrada.
La Divina Comedia: El Infierno: Canto III
«Por mi se va a la ciudad doliente,
por mi se ingresa en el dolor eterno,
por mi se va con la perdida gente.
La justicia movió a mi alto hacedor:
Hízome la divina potestad,
la suma sabiduría y el primer amor.
Antes de mí ninguna cosa fue creada
sólo las eternas, y yo eternamente duro:
¡Perded toda esperanza los que entráis!»
Estas palabras de oscuro tono
vi escritas en el dintel de una puerta:
Y dije: Maestro, me es duro el sentido.
Y él a mí, como persona atenta:
Es necesario aquí dejar todo recelo;
toda cobardía es necesario que aquí muera.
Hemos venido al lugar donde te dije
habías de ver la gente adolorida,
las que han perdido el bien del intelecto.
Después su mano en la mía puso
con rostro sonriente me reanimó,
y me introdujo adentro a las secretas cosas.
Allí suspiros, llantos y grandes males
resonaban en el aire sin estrellas,
que me hicieron llorar no bien entré.
Lenguas diversas, horribles lenguarajos,
palabras de dolor, acentos de ira,
altivas y roncas voces, con puñadas,
tumultuaban todas rondando
siempre en aquel astuto aire sin tiempo,
como la arena que el torbellino aspira.
Y yo con el horror ciñéndome la frente
dije: Maestro, ¿Qué es lo que oigo?
¿Y cuál es esta gente tan por el dolor vencida?
Y él a mí: Esta suerte miserable
es de las tristes almas de aquellos
que vivieron sin infamia y sin honor.
Mezcladas están con aquel malvado coro
de los Angeles que ni rebeldes fueron
a Dios, ni fieles, sino sólo para sí fueron.
Los echa el Cielo por no ser menos hermoso:
y el profundo infierno no los recibe
porque sus reos alguna gloria lograrían de ellos.
Y yo: Maestro, ¿Qué les es tan pesado
qué los hace lamentar tan fuertemente?
Repuso: Te lo diré brevemente:
Estos no esperan morir,
y es tan villana su ciega vida
que envidiosos están de cualquier otra suerte.
De ellos no queda fama en el mundo,
misericordia y justicia los desdeñan:
no tratemos ya de ellos, mas mira y pasa.
Y observando vi una insignia
que sin descanso rondaba velozmente
incapaz al parecer de detenerse:
y detrás la seguía una multitud
de gentes de la que nunca yo creyera
que tantas hubiera deshecho la muerte.
Después de haber reconocido a algunos
me fijé más y conocí la sombra de aquel
que miserable hizo la gran renuncia.
De pronto comprendí y certeza tuve
de que esta era la turba de los cautivos
que desagradan a Dios y a sus enemigos.
Los desgraciados, que nunca fueron vivos,
estaban desnudos y molestados mucho
por moscones y avispas que allí había.
Sangre les regaba el rostro
matizada de lágrimas, que a sus pies
fastidiosas lombrices recogían.
Y después que me di a mirar más lejos,
vi gente en la ribera de un gran río:
Por lo que dije: Concédeme ahora, Maestro,
que sepa quienes son, y porqué ley
están forzados a transbordar tan presto,
a lo que en la turbia luz puedo ver.
Y él a mí: Las cosas te serán contadas
al detener nuestros pasos
en la triste ribera del Aqueronte.
Entonces bajé avergonzados los ojos,
temiendo a mi charla por gravosa,
y hasta llegado al río hablar no quise.
Y entonces fue cuando a nosotros vi venir
en barco un blanco viejo por antiguo pelo
gritando: ¡Ay de vosotras, almas perversas!
¡No esperéis ya más de ver el Cielo!
Aquí vengo a llevaros a la otra orilla
a las tinieblas eternas, al calor y al hielo.
Y tú que estás allí, ánima viva,
aléjate de estos que están muertos.
Mas luego que vio que yo no me partía
dijo: Por otros puertos, por otra vía
llegarás a la playa para el paso, no por aquí:
Conviene que más leve leño te lleve.
Y el Conductor a él: Carón, no te atormentes,
quiérese así allá, donde se puede todo
lo que se quiere, y no preguntes más.
Entonces las velludas mejillas se aquietaron
del barquero del lívido pantano
de circundados ojos de círculos de fuego.
Mas aquellas infelices almas desnudas
cambiaron de color y rompieron a crujir los dientes
al punto de escuchar las palabras rudas.
Blasfemaban de Dios y de sus padres,
de la humana especie, del donde y el cuando y de la semilla
de su simiente y de su nacimiento.
Después todas cuantas eran se retiraron juntas
fuertemente llorando, hacia la malvada orilla
que aguarda a todo aquel que a Dios no teme.
Carón, demonio, con ojos de ascuas
a ellos señalando a todos recoge;
asestando con el remo a quien se atarda.
Como arrastra el otoño las hojas
una tras otra, hasta que la rama
devuelve a la tierra todos sus despojos,
de igual forma el simiente malo de Adán:
arrójanse de aquel borde una por una
a la señal, como acude el pájaro al reclamo.
Aléjanse entonces por las obscuras ondas
y antes que hayan descendido allá
ya se apretujan aquí nuevas legiones.
Hijo mío, dijo el gentil Maestro,
los que mueren en la ira de Dios
de todo país todos aquí vienen.
Y ansían cruzar el río
porque tanto los acucia la justicia divina
que se les torna el temor deseo.
Por aquí no pasa nunca un alma buena;
y por eso, si de ti Carón se queja,
bien comprenderás lo que su decir quiere.
En ese entonces, el oscuro campo
tembló tan fuertemente, que del espanto
el recuerdo de sudor me baña todavía.
La tierra lacrimosa lanzó un viento
que centelló en relámpagos bermejos,
derrotando todos mis sentidos,
y caí como aquel que cae dormido.
por mi se ingresa en el dolor eterno,
por mi se va con la perdida gente.
La justicia movió a mi alto hacedor:
Hízome la divina potestad,
la suma sabiduría y el primer amor.
Antes de mí ninguna cosa fue creada
sólo las eternas, y yo eternamente duro:
¡Perded toda esperanza los que entráis!»
Estas palabras de oscuro tono
vi escritas en el dintel de una puerta:
Y dije: Maestro, me es duro el sentido.
Y él a mí, como persona atenta:
Es necesario aquí dejar todo recelo;
toda cobardía es necesario que aquí muera.
Hemos venido al lugar donde te dije
habías de ver la gente adolorida,
las que han perdido el bien del intelecto.
Después su mano en la mía puso
con rostro sonriente me reanimó,
y me introdujo adentro a las secretas cosas.
Allí suspiros, llantos y grandes males
resonaban en el aire sin estrellas,
que me hicieron llorar no bien entré.
Lenguas diversas, horribles lenguarajos,
palabras de dolor, acentos de ira,
altivas y roncas voces, con puñadas,
tumultuaban todas rondando
siempre en aquel astuto aire sin tiempo,
como la arena que el torbellino aspira.
Y yo con el horror ciñéndome la frente
dije: Maestro, ¿Qué es lo que oigo?
¿Y cuál es esta gente tan por el dolor vencida?
Y él a mí: Esta suerte miserable
es de las tristes almas de aquellos
que vivieron sin infamia y sin honor.
Mezcladas están con aquel malvado coro
de los Angeles que ni rebeldes fueron
a Dios, ni fieles, sino sólo para sí fueron.
Los echa el Cielo por no ser menos hermoso:
y el profundo infierno no los recibe
porque sus reos alguna gloria lograrían de ellos.
Y yo: Maestro, ¿Qué les es tan pesado
qué los hace lamentar tan fuertemente?
Repuso: Te lo diré brevemente:
Estos no esperan morir,
y es tan villana su ciega vida
que envidiosos están de cualquier otra suerte.
De ellos no queda fama en el mundo,
misericordia y justicia los desdeñan:
no tratemos ya de ellos, mas mira y pasa.
Y observando vi una insignia
que sin descanso rondaba velozmente
incapaz al parecer de detenerse:
y detrás la seguía una multitud
de gentes de la que nunca yo creyera
que tantas hubiera deshecho la muerte.
Después de haber reconocido a algunos
me fijé más y conocí la sombra de aquel
que miserable hizo la gran renuncia.
De pronto comprendí y certeza tuve
de que esta era la turba de los cautivos
que desagradan a Dios y a sus enemigos.
Los desgraciados, que nunca fueron vivos,
estaban desnudos y molestados mucho
por moscones y avispas que allí había.
Sangre les regaba el rostro
matizada de lágrimas, que a sus pies
fastidiosas lombrices recogían.
Y después que me di a mirar más lejos,
vi gente en la ribera de un gran río:
Por lo que dije: Concédeme ahora, Maestro,
que sepa quienes son, y porqué ley
están forzados a transbordar tan presto,
a lo que en la turbia luz puedo ver.
Y él a mí: Las cosas te serán contadas
al detener nuestros pasos
en la triste ribera del Aqueronte.
Entonces bajé avergonzados los ojos,
temiendo a mi charla por gravosa,
y hasta llegado al río hablar no quise.
Y entonces fue cuando a nosotros vi venir
en barco un blanco viejo por antiguo pelo
gritando: ¡Ay de vosotras, almas perversas!
¡No esperéis ya más de ver el Cielo!
Aquí vengo a llevaros a la otra orilla
a las tinieblas eternas, al calor y al hielo.
Y tú que estás allí, ánima viva,
aléjate de estos que están muertos.
Mas luego que vio que yo no me partía
dijo: Por otros puertos, por otra vía
llegarás a la playa para el paso, no por aquí:
Conviene que más leve leño te lleve.
Y el Conductor a él: Carón, no te atormentes,
quiérese así allá, donde se puede todo
lo que se quiere, y no preguntes más.
Entonces las velludas mejillas se aquietaron
del barquero del lívido pantano
de circundados ojos de círculos de fuego.
Mas aquellas infelices almas desnudas
cambiaron de color y rompieron a crujir los dientes
al punto de escuchar las palabras rudas.
Blasfemaban de Dios y de sus padres,
de la humana especie, del donde y el cuando y de la semilla
de su simiente y de su nacimiento.
Después todas cuantas eran se retiraron juntas
fuertemente llorando, hacia la malvada orilla
que aguarda a todo aquel que a Dios no teme.
Carón, demonio, con ojos de ascuas
a ellos señalando a todos recoge;
asestando con el remo a quien se atarda.
Como arrastra el otoño las hojas
una tras otra, hasta que la rama
devuelve a la tierra todos sus despojos,
de igual forma el simiente malo de Adán:
arrójanse de aquel borde una por una
a la señal, como acude el pájaro al reclamo.
Aléjanse entonces por las obscuras ondas
y antes que hayan descendido allá
ya se apretujan aquí nuevas legiones.
Hijo mío, dijo el gentil Maestro,
los que mueren en la ira de Dios
de todo país todos aquí vienen.
Y ansían cruzar el río
porque tanto los acucia la justicia divina
que se les torna el temor deseo.
Por aquí no pasa nunca un alma buena;
y por eso, si de ti Carón se queja,
bien comprenderás lo que su decir quiere.
En ese entonces, el oscuro campo
tembló tan fuertemente, que del espanto
el recuerdo de sudor me baña todavía.
La tierra lacrimosa lanzó un viento
que centelló en relámpagos bermejos,
derrotando todos mis sentidos,
y caí como aquel que cae dormido.
Dante: "La Divina Comedia"
La Divina Comedia relata el viaje de Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado por el poeta romano Virgilio. El poema comienza con el encuentro de Virgilio con Dante, que se ha perdido en una selva y tropieza con bestias salvajes. Virgilio le confiesa al poeta que ha venido en nombre de Beatriz, una dama virtuosa, y lo conduce por un largo viaje de redención que comienza en el Averno: aquí, van pasando por círculos infernales; en el primero, están "los infelices que nunca estuvieron vivos", los niños que no pudieron recibir el bautismo antes de morir y personas de grandeza espiritual como Virgilio, que intuyeron la revelación cristiana. En el segundo círculo ya el Infierno se muestra con toda propiedad: a la entrada de un pozo se halla Minos, una especie de juez. En los círculos superiores moran los que se dejaron guiar por la incontinencia; en los inferiores, los que respondieron a sus más bajos instintos. Luego se describen los perversos, que al final de sus vidas quedaron solos; los lujuriosos, vencidos por el puro placer sexual; los avaros; los enfermos de ira, condenados a golpearse eternamente hundidos en el fango...
La sección del Infierno es la más conocida de todas precisamente por la altura que cobran sus escenas monstruosas, como si asistiéramos al mal de una manera directamente visual: por ejemplo, los estafadores nadan en una masa hirviente de pez. El Purgatorio radica en una montaña rodeada de precipicios, y allí las almas deben consagrarse al Bien para expiar sus culpas y ser finalmente salvadas por Dios. Dante tiene oportunidad de ver el ascenso del alma del poeta Estacio hacia el cielo después de haber sido purificado. En la sección del Paraíso Dante logra la máxima perfección espiritual: ve las procesiones simbólicas, los misterios de la fe como la Encarnación Divina, y en una nube de flores dispuesta por los ángeles logra ver a Beatriz (su redentora), que sube al carro de la Iglesia.
La sección del Infierno es la más conocida de todas precisamente por la altura que cobran sus escenas monstruosas, como si asistiéramos al mal de una manera directamente visual: por ejemplo, los estafadores nadan en una masa hirviente de pez. El Purgatorio radica en una montaña rodeada de precipicios, y allí las almas deben consagrarse al Bien para expiar sus culpas y ser finalmente salvadas por Dios. Dante tiene oportunidad de ver el ascenso del alma del poeta Estacio hacia el cielo después de haber sido purificado. En la sección del Paraíso Dante logra la máxima perfección espiritual: ve las procesiones simbólicas, los misterios de la fe como la Encarnación Divina, y en una nube de flores dispuesta por los ángeles logra ver a Beatriz (su redentora), que sube al carro de la Iglesia.
lunes, 25 de octubre de 2010
ENCUENTRO ENTRE LOS ALUMNOS 4º A Y B CON EL ESCRITOR GONZALO MOURE
El pasado miércoles , día 20 de octubre nuestros alumnos de 4º A y B (30 entre ambos cursos)fueron invitados por Ayuntamiento de Fuente de Cantos a un encuentro-entrevista con el autor valenciano , asturiano de adopción , Gonzalo Moure en la Biblioteca de la localidad.
Acompañados por tres profesores del Departamento de Lengua :(Regino,Inés y Pureza) acudieron al encuentro que resultó muy emotivo y didáctico para todos.
Previamente ,en la semana anterior, habían leído su libro "El síndrome de Mozart" Premio Angular. y habían trabajado el blog del autor :la obra , el tema , el estilo ,etc.
Entre todos , elaboraron una lista de preguntas para dinamizar el encuentro e , incluso, se atrevieron con improvisaciones y curiosidades sobre la creación literaria.
Gonzalo respondió amablemente todas las cuestiones y agradeció muchísimo el interés y el fantástico climax que imperó en todo momento en el encuentro.
sábado, 23 de octubre de 2010
"Besos para Catulo"
Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que vivir una noche sin fin.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que vivir una noche sin fin.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.
viernes, 15 de octubre de 2010
MITO: "HERO Y LEANDRO"
Hero y Leandro son dos jóvenes griegos enamorados cuyos padres no les dejan verse, igual que sucedía en el mito de Píramo y Tisbe. Hero era una hermosa sacerdotisa de Afrodita, y conoció a Leandro cuando éste fue a llevar unas ofrendas al recinto sagrado. Poco después, reconocieron su mutuo amor.
Como sus padres se oponían rotundamente a la relación, decidieron verse en secreto. Cada noche, la doncella colocaba una linterna en la ventana de su habitación. Esto avisaba a Leandro de que ella se encontraba en la orilla opuesta al estrecho que separaba sus casas, que no había ningún peligro de que fueran vistos, y además le servía de guía para no perderse. Todos los días, al ver la luz, el mancebo cruzaba el mar a nado y se veía unas horas con su amada.
Hero llorando la muerte de LeandroHasta que una noche, cuando él se encontraba cruzando el estrecho, se desencadenó una fuerte tempestad que apagó el candil. Esto le hizo perderse, y el fuerte oleaje provocó que se ahogara. Al amanecer, Hero bajó a la playa en busca de su amado. Cuando llegó, una ola depositó el cuerpo muerto de Leandro a sus pies. La muchacha no pudo aguantar la terrible pérdida, y se suicidó arrojándose a las furiosas aguas.
Como sus padres se oponían rotundamente a la relación, decidieron verse en secreto. Cada noche, la doncella colocaba una linterna en la ventana de su habitación. Esto avisaba a Leandro de que ella se encontraba en la orilla opuesta al estrecho que separaba sus casas, que no había ningún peligro de que fueran vistos, y además le servía de guía para no perderse. Todos los días, al ver la luz, el mancebo cruzaba el mar a nado y se veía unas horas con su amada.
Hero llorando la muerte de Leandro
Mito de Cupido y Psique
En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada Psique, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia Venus, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Cupido: "Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereides y delfines.
Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor... Sus padres consultaron entonces al oráculo: "A lo más alto contestó la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.
Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.
Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas añoro mucho su compañía dijo ella entre sollozos. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre". "Sea ", contestó el marido, y al amanecer se escurrrió una vez más de entre sus brazos.
De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.
Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo.
Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. "Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo ", dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió.
"Cuando esté dormido dijeron las hermanas, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño.
La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.
Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme". Y dicho esto se fue.
Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.
El caso es que Venus decició someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a despertarla: "Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo" dijo, y se fue volando.
En la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Cupido y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos Voluptuosidad.
Poema de Horacio : '' Carpe Diem ''
No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.
Poemas de Horacio : (<Carpe Diem>), Carminium I, 11
Apolo y Dafne
Apolo, dios de los arqueros, de la música, de la profecía y de la luz, era muy poderoso, pero no siempre afortunado en sus amores. Su primer amor fue la ninfa Dafne, pero ella lo rechazó. La violenta pasión de Apolo y la resistencia de Dafne se debía a que Eros (Cupido), irritado por las bromas de Apolo, le disparó a él una flecha de oro para que se enamorase de ella, mientras que a Dafne, le dirigió una de plomo para que le rechazase. Apolo persiguió a Dafne con todo tipo de súplicas amorosas, todas las cuales rechaza hasta llegar a orillas del río Peneo. Aquí justo en el momento en que va a darle alcance, ella pide ayuda a su padre, el dios del río, el cual la transforma en un laurel. Apolo se queda de una pieza. Al contrario que su padre Zeus, Apolo aceptaba los rechazos, aunque a veces la venganza era terrible. Por ejemplo, cuando la Sibila Deifobe le rechazó -a pesar de ofrecerle tantos años de vida como granso de tierra pudiése recoger- se enojó tanto, que le dio mil años más de vida... ¡pero sin eterna juventud! Pasó el resto de sus días metida en un tarro, en Cumas, sin que se le consediera su único deseo: la muerte.
Carminum I, 23 (A Cloe) Horacio
Me evitas, Cloe, como el cervatillo
que por desviados montes busca
a su asustada madre, no sin vano
temor del aire y del follaje.
Si se agitan al viento las hojas del espino
si los verdes lagartos hacen que cobren
vida las zarzas, siente miedo,
su corazón tiembla, y sus rodillas.
Y, sin embargo, yo no te persigo,
como un tigre feroz o un león Gétulo,
para hacerte pedazos. Sólo quiero
que dejes de seguir a tu madre,
pues tienes edad ya de seguir a tu esposo.
EL ARTE DE AMAR: “Manifesta tu admiración por sus encantos”
“Si estás preocupado, quienquiera que seas, por retener a tu muchacha, haz lo posible para que ella piense que estás absorto por su belleza. Si lleva un vestido de Tiro, alabarás las telas de Tiro; si lleva un vestido de Cos, sea tu opinión que la tela de Cos le sienta bien. Lleva un vestido dorado: en ese caso sea ella para ti más preciosa que el oro mismo; si se pone un vestido de lana, apruébalo una vez que se lo haya puesto. Si se te ha presentado cubierta con una túnica, exclama: “enciendes mi pasión”, pero pídele con voz cuitada que se proteja del frío. Si se peina separándose en dos parte la cabellera, alaba ese peinado. Si se riza el pelo con hierro candente, ¡oh cabello rizado, me gusta! Admira sus brazos cuando baile, su voz cuando cante y, cuando haya terminado, ten palabras de queja. Mostrarás veneración incluso por vuestras mismas uniones amorosas, por el placer mismo y los goces secretos de que ella disfruta por la noche. Aunque fuera más áspera que la terrible Medusa, se hará cariñosa y afable para su enamorado.
Únicamente procura al decir esas cosas que no se te note que estás disimulando y no arruines tus palabras con la expresión de tu rostro. El artificio resulta provechoso si se mantiene escondido, pero una vez descubierto produce vergüenza y, lógicamente, acaba para siempre con la confianza”
Ovidio, , lib. II, 295-314, Editorial Gredos, Madrid, 2001
(Traducción de Vicente Cristóbal López)
“Las técnicas cambiarán según el carácter de cada una”
“Las mujeres tienen distintos caracteres; conquista de mil maneras esos mil corazones. Tampoco una misma tierra produce de todo: una es apropiada para plantar vides, otra para olivos; en esta otra verdean con pujanza las mieses. Tantas maneras de ser hay en el interior de las mujeres como formas en el universo: el que es listo, se adecuará a esos innúmeros caracteres y, del mismo modo que Prometeo, unas veces se derretirá convirtiéndose en líquida agua, otras veces en león, otras en árbol y otras será un hirsuto jabalí. Aquí pescan con arpón, allí con anzuelos, en otras partes las redes, abombadas por medio de una cuerda tirante, arrastran a los peces. Tampoco a ti te convendrá la misma táctica para todas las edades; una cierva vieja se dará cuenta de las asechanzas a mayor distancia. Si ante la inculta te presentas como docto, y ante la vergonzosa como desenvuelto, enseguida ella desconfiará de sí misma, sintiéndose desgraciada. Por eso ocurre que la que tuvo miedo de entregarse a un hombre honrado, cae en los viles brazos de otro inferior”
Ovidio, El arte de amar, lib. I, 755-771, Editorial Gredos, Madrid, 2001
(Traducción de Vicente Cristóbal López)
miércoles, 13 de octubre de 2010
"ARTE DE AMAR" de OVIDIO: "Gánate antes a su criada ."
"Pero antes de conquistar a una joven, procura conocer a su criada: ella te facilitará el acercamiento. Has de ver en qué medida es partícipe de los planes de su señora, y que no vaya a ser una cómplice poco fiel de sus secretos devaneos. Sobórnala con promesas, sobórnala con súplicas: lo que pretendes, lo obtendrás muy facilmente, si ella quiere. Ella elegirá el momento oportuno(también los médicos están atentos a lo momentos oportunos)en el que el estado anímico de su señorasea propicio e idóneo para conquistarla. Su estado anímico será el idóneo para la conquista precisamente cuando se muestre la más alegre del mundo y se sienta exhuberante, como mies en suelo fértil. Los corazones se abren espontáneamente cuando están alegres y el dolor no les afecta: entonces Venus penetra persuasivamente. Precisamente cuando estaba triste Ilio, se defendió a sí misma con las armas. Pero en medio de su alegría dejó pasar el caballo repleto de soldados. También entonces, cuando se sienta dolida por una rival, debes tantearla, podrás entonces todo tu esfuerzo para que no quede sin venganza. Que su criada, mientras le peine el cabello por la mañana le incite y añada a la vela el impulso del remo;y que suspirando con leve murmullo diga para sí: "me parfece que tú no podrías corresponderle"; que aproveche la ocasión para hablar de ti, y añada palabras persuasivas, jurándole que mueres de un loco amor. Pero apresúrate, no vayan a desinflarse las velas y amainen las brisas:
como el hielo quebradizo, así el desenfreno se desvanece con la demora. ¿Preguntas si sirve de algo forzar a la sirvienta misma?, en tales asuntos juega un gran papel el azar. Aguna se vuelve más diligente después de la unión amorosa, otra más remolona. Una te prepara como regalo para sdu señora, la otra para sí misma.La casualidad interviene en el desarrollo de los hechos; pero, aunque favorezca tu atrevimiento, mi consejo no obstante es abstenerse de ello. No iré yo por los precipicios y escarpadas cumbres, y ningún joven que me siga se verá atrapado."
Ovidio, Arte de amar, Madrid, Gredos, Biblioteca básica Gredos. Segundo de Bachillerato Humanidades, Curso 2010-2011)
sábado, 9 de octubre de 2010
"El sueño del celta" (Mario Vargas Llosa)
"Cuando abrieron la puerta de la celda, con el chorro de luz y un golpe de viento entró también el ruido de la calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó, asustado. Pestañeando, confuso todavía, luchando por serenarse, divisó, recostada en el vano de la puerta, la silueta del maledicentes, lo contemplaba con la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que sufriría si el Gobierno inglés le concedía el pedido de clemencia.
Mario Vargas Llosa narra de manera excepcional la evolución de un personaje que vivió sus propias contradicciones. Siendo diplomático al servicio del gobierno británico inglés y anglicano, se hace independentista irlandés y católico. En Nueva York estableció contacto con los nacionalistas irlandeses exiliados, viajó a Berlín para conspirar contra el Reino Unido en plena I Guerra Mundial y participó en el Alzamiento de Pascua de 1916. Tras varios meses en prisión, Roger Casement acabó condenado a muerte acusado de traición tras un juicio que conmovió a la sociedad inglesa por el aireamiento de unos diarios donde supuestamente Casement relataba escabrosas aventuras homosexuales, y cuya autenticidad sigue siendo una incógnita. "Casement es un personaje que incomoda mucho a los propios irlandeses, porque hay toda una leyenda muy controvertida sobre supuestas prácticas sexuales homosexuales que se le atribuyeron, nunca se sabe si con una base de realidad o como parte de una operación de la inteligencia británica para desprestigiarlo".
El sueño del celta narra, en definitiva, la peripecia vital de un aventurero, un idealista al que la vida le esperaba como una metáfora de la maldad. Ahí, en ese territorio que se multiplica por cinco (África, la Amazonia, Irlanda, la cárcel, el sexo), Casement toca la maldad humana en su estado más puro y, por tanto, más enfangado. Una obra apasionante que roza el alma humana, la atraviesa y la devuelve en su estado más verdadero, oscura o clara, clemente o maldita.
—Visita —murmuró el de encima.
Se puso de pie, frotándose los brazos. ¿Cuánto había dormido? Uno de los suplicios de Pentonville Prison era no saber la hora. En la cárcel de Brixton y en la Torre de Londres escuchaba las campanadas que marcaban las medias horas y las horas; aquí, las espesas paredes no dejaban llegar al interior de la prisión el revuelo de las campanas de las iglesias de Caledonian Road ni el bullicio del mercado de Islington y los guardias apostados en la puerta cumplían estrictamente la orden de no dirigirle la palabra. El sheriff le puso las esposas y le indicó que saliera delante de él. ¿Le traería su abogado alguna buena noticia? ¿Se habría reunido el gabinete y tomado una decisión? Acaso la mirada del sheriff, más cargada que nunca del disgusto que le inspiraba se debía a que le habían conmutado la pena. Iba caminando por el largo pasillo de ladrillos rojos ennegrecidos por la suciedad, entre las puertas metálicas de las celdas y unos muros descoloridos en los que cada veinte o veinticinco pasos había una alta ventana enrejada por la que alcanzaba un pedacito de cielo grisáceo. ¿Por qué tenía tanto frío? Era julio, el corazón del verano, no había razón para ese hielo que le erizaba la piel.
Así comienza. la nueva novela de Mario Vargas Llosa, uno de los lanzamientos editoriales más esperados del otoño literario. Cuatro años después de su anterior novela, Travesuras de la niña mala, Vargas Llosa llegará el 3 de noviembre a las librerías de España, Latinoamérica y el mercado en español de los Estados Unidos con El sueño del celta, obra basada en la apasionante vida del irlandés Roger Casement, personaje real inspirador de este trabajo que, en palabras de Vargas Llosa, "tuvo una vida muy aventurera y realmente novelesca". Tres años ha dedicado el autor a reconstruir la vida de este defensor de los derechos humanos, que fue diplomático británico y que acabó militando activamente en la causa del nacionalismo irlandés. "No me acuerdo cuando descubrí este personaje, pero sí que fue al leer una biografía de Joseph Conrad. Al principio me despertó la curiosidad, sobre todo porque vi que había estado en la Amazonía, en el Perú amazónico. Empecé a buscar materiales sobre él y cuando me quise dar cuenta ya me había atrapado".
El sueño del celta narra, en definitiva, la peripecia vital de un aventurero, un idealista al que la vida le esperaba como una metáfora de la maldad. Ahí, en ese territorio que se multiplica por cinco (África, la Amazonia, Irlanda, la cárcel, el sexo), Casement toca la maldad humana en su estado más puro y, por tanto, más enfangado. Una obra apasionante que roza el alma humana, la atraviesa y la devuelve en su estado más verdadero, oscura o clara, clemente o maldita.
viernes, 8 de octubre de 2010
FELICIDADES A VARGAS LLOSA Y A TODOS LOS QUE HABLAMOS ESPAÑOL
¡¡MARIO VARGAS LLOSA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010!!
El presidente de Perú, Alan García, se ha referido al galardón de su compatriota como "un acto de justicia". "El mundo reconoce la inteligencia y la voluntad libertaria y democrática de Vargas Llosa y es un acto de justicia enorme que en verdad esperábamos desde nuestra juventud"
Las razones de Academia Sueca caben en dos líneas: "Por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes de la resistencia individual, la revuelta y la derrota". En el momento del fallo el escritor se encontraba en Nueva York, dictando un curso sobre Borges en la Universidad de Princeton. El próximo 10 de diciembre recibirá el premio (dotado con 10 millones de coronas suecas, 1,1 millones de euros) de manos del rey de Suecia en el auditorio de Estocolmo. Antes, la editorial Alfaguara publicará su nuevo libro, El sueño del celta (Alfaguara), un apasionante relato novelesco sobre un personaje histórico, Roger Casement (1864-1916), que indagó la brutalidad del Gobierno de Leopoldo II de Bélgica durante la colonización del Congo y la violencia contra los recolectores de caucho en el Amazonas.
Nacido en Arequipa (Perú) el 28 de marzo de 1936, Mario Vargas Llosa y con doble nacionalidad(española y peruana) es miembro de la Real Academia Española. Atesoraba ya todos los premios importantes de su idioma: el Premio Cervantes ,el Príncipe de Asturias. Después de años de sonar como favorito en todas las quinielas del Nobel, el escritor peruano ha visto recompensada una trayectoria que incluye clásicos de la literatura contemporánea como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965) o Conversación en La Catedral (1969).
Colaborador asiduo de EL PAÍS, Vargas Llosa ha destacado también como intelectual y ensayista, tanto en el ámbito político como en el literario. Igual de clásicos que sus novelas son los estudios que ha dedicado a la obra de autores como Flaubert, Joanot Martorell (autor de Tirant lo Blanc), Juan Carlos Onetti o Gabriel García Márquez. Este último era hasta hoy el representante en el palmarés del premio Nobel (lo recibió en 1982) del llamado boom de la literatura latinoamericana, un fenómeno alimentado por grupo de autores que en los años sesenta revolucionó las letras en español. Desde hoy hay ya otro nombre en esa lista: Mario Vargas Llosa.
El último autor en lengua española galardonado con el Nobel fue el mexicano Octavio Paz (1990), que sucedió en el galardón al español Camilo José Cela (1989). El mismo año en que ganó Paz Vargas Llosa se encontraba inmerso en la aventura política que le llevó a ser candidato a la presidencia de Perú. Aquella peripecia concreta, mezclada con sus memorias, dio lugar al libro El pez en el agua (1993)
El País País
El País País
Suscribirse a:
Entradas (Atom)