“Las mujeres tienen distintos caracteres; conquista de mil maneras esos mil corazones. Tampoco una misma tierra produce de todo: una es apropiada para plantar vides, otra para olivos; en esta otra verdean con pujanza las mieses. Tantas maneras de ser hay en el interior de las mujeres como formas en el universo: el que es listo, se adecuará a esos innúmeros caracteres y, del mismo modo que Prometeo, unas veces se derretirá convirtiéndose en líquida agua, otras veces en león, otras en árbol y otras será un hirsuto jabalí. Aquí pescan con arpón, allí con anzuelos, en otras partes las redes, abombadas por medio de una cuerda tirante, arrastran a los peces. Tampoco a ti te convendrá la misma táctica para todas las edades; una cierva vieja se dará cuenta de las asechanzas a mayor distancia. Si ante la inculta te presentas como docto, y ante la vergonzosa como desenvuelto, enseguida ella desconfiará de sí misma, sintiéndose desgraciada. Por eso ocurre que la que tuvo miedo de entregarse a un hombre honrado, cae en los viles brazos de otro inferior”
Ovidio, El arte de amar, lib. I, 755-771, Editorial Gredos, Madrid, 2001
(Traducción de Vicente Cristóbal López)
No hay comentarios:
Publicar un comentario